Viña Santa Rita
A 45 minutos de Santiago, en la zona precordillerana del Alto Jahuel, la Viña Santa Rita combina la tradición vitivinícola con la historia de Chile, en un entorno natural privilegiado. Aunque la viña Santa Rita fue fundada en 1880, la hacienda o fundo rural donde se encuentra data del siglo XVII. Cuenta la historia que fue allí, en la casa colonial del fundo, llamada en ese entonces Hacienda de Paine, donde en 1814 el general Bernardo O’Higgins y 120 de sus soldados, se refugiaron después de un duro combate contra las tropas de la Corona Española, en la batalla de Rancagua. La propietaria de la casona, doña Paula Jaraquemada, escondió a los patriotas en la bodega y consiguió impedir que los españoles entraran a buscarlos. Este hecho histórico dio nombre a uno de los vinos insignia de la Viña Santa Rita, el «120«. La visita a Santa Rita, permite conocer los viñedos con sus diferentes tipos de uva y las bodegas de guarda, donde el vino reposa en barricas de roble francés y americano. Aquí se encuentra una de las bodegas de guarda más antiguas de Chile, construida en 1880 en cal y canto, que ha sido declarada Monumento Nacional. Durante el recorrido, también es posible visitar el Museo Andino, que está ubicado a un costado de la antigua casona colonial. Un edificio moderno pero con una pared de piedra con reminiscencias incaicas que exhibe 1800 piezas de arte precolombino, entre ella los famosos moai de la culturas Rapa Nui, piezas de plata de la cultura Mapuche y piezas arqueológicas de las culturas Arica, San Pedro y Diaguita. Dentro de las instalaciones de la Viña Santa Rita destacan también el elegante Hotel Casa Real, situado en lo que fue la antigua casona patronal de don Domingo Fernández Concha (fundador de la viña), con su característico estilo pompeyano, y la capilla neogótica construida a un costado de la casa, por el arquitecto alemán Teodoro Burchard, en 1885. Los visitantes tienen la opción de tomar algo ligero en el Café La Panadería, que ocupa lo que fueron los antiguos hornos y amasadoras de la finca, o comer en el emblemático restaurante de estilo colonial Doña Paula, bautizado así en honor a la protectora del ejército chileno y que ha sido declarado también Monumento Nacional.